L'HAINE DA UNA HORA DE CONCIERTO: CLARO, CONCISO Y CONCRETO.

L’haine publicó su primer tema en Spotify en 2019, y desde entonces se ha superado a sí mismo con cada tema, disco o concierto. Juan ha pasado por escenarios de festivales o salas de toda España, y esta vez le ha tocado a la icónica sala madrileña que da a la orilla del Manzanares, ¿sabes de cuál hablamos?

Texto: Noelia Fernández (@_nnoe_)

Fotografías: David Moreno (@david.dms_)

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Las puertas llevaban abiertas tan solo media hora y el final de la fila no se veía desde la entrada. Si alguna vez has ido a un concierto en la Riviera sabes que por lo general no hay que hacer mucha cola y la entrada es bastante rápida. Esta vez era todo lo contrario, los asistentes buscaban el mejor sitio posible, sin aguantar las ganas de que empezase el show. No solo estaba el cartel de sold out colgado, sino que, a escasos minutos del inicio del concierto, la sala, impaciente por ver al cantante, comenzó a corear sutilmente las canciones que amenizaban la espera.

La emoción de los asistentes llegó a ser hasta sensorial, en el momento en que apagaron las luces el silencio parecía estar prohibido.  Vaya, que se tomaron en serio lo de “llama, grita si me necesitas” y ante este reclamo L’haine salió a escena dando saltos. Abrió el concierto defendiendo KIM en un registro vocal agudo, completamente contrario a como suena el tema grabado. En el escenario, el muro grafiteado de la portada de CONCRETO y los visuales eran sus únicos soportes, aunque NormanBate$ le respaldaba con las bases desde fuera de la escena.

En los conciertos normalmente los artistas cantan en un tono diferente al que usan en el estudio, ya que en directo con los nervios se te puede ir la entonación. L’haine jugó con esto, podría haber tenido las bases sin letra, pero usó su propia voz como coro. En sus canciones grabadas le escuchamos cantando grave, mientras que en el directo cambia radicalmente y se pone a sí mismo a hacerse una segunda voz. Esto le hizo ganar muchísima presencia en la tarima, pese a estar él solo, parecía que había más de un Juan dando vueltas ahí arriba.

MARLO fue la antecesora a los temas de su anterior disco. Sin dejar respirar a la gente entrelazó las canciones 130 Freestyle, Si tu quieres y 7 Vidas a través de las bases, que no dejaron de sonar en ningún momento y hasta parecían una continuación de la anterior. Con la última de estas apareció Juicy Bae, la primera invitada de la noche, quien lo dio todo en cada palabra. Con cada cara o gesto que hizo interpretó la letra con mucho sentimiento, como si fuese la primera vez que la cantaban.

Después de Lebron en Cleveland llegó Claudio Montana para acompañarle en Giovanni de Luca. Claudio ha hecho tres conciertos esta semana en Madrid, y el tema lo han estado cantando entre los dos, no había mucha sorpresa en que apareciese, pero eso no le quitó emoción al momento. Siguió con temas como huyendo o Looooong Lashes y bajó pulsaciones con Calma de la mano de Bon Calso.

Entonces llegó el momento más especial de la fecha. Una luz tenue enseñaba el escenario, donde apareció un teclado con su banqueta para darle un toque diferente a las canciones del logroñés. El melódico piano dio pasó a Nurèyev, pero se había creado una burbuja sentimental de tranquilidad que hasta el público dejó sus gritos de lado y corearon de forma liviana la canción. Esa burbuja estalló cuando Natalia Lacunza cantó con él Connie Nikas. Ambos cantantes demostraron su destreza vocal con el teclado como base, sus voces se entrelazaban rozando lo místico, enseñando una versión del tema mucho más romántica.

Esto fue el peak de la tranquilidad, lo que siguió rompió con todo lo que habíamos visto hasta ese momento. Juicy volvió con COLORES, y lo que eran unos leves saltitos del público terminaron siendo pogos. La pista parecía un mar con olas por cómo se movía la gente. Cogió fuerzas con COMODINES y CANGREJOS, para rematar los temas del disco con HOT! Mvrk apareció, revolucionó al público al nivel de casi escucharse por encima de la música, y desapareció. Parecía que el concierto iba a terminar así, pero todos sabíamos que quedaban un par de colabos clásicas en la discografía del cantante.

Diego abrió boca con Síntomas, anunciando sutilmente la penúltima canción. Sonaron los primeros acordes de Baby Jose, la euforia se desbordó y en cuestión de segundos teníamos en escena a Natalia Lacunza, Diego 900 y L’haine. A estas alturas ya no le podíamos pedir más a Juan, después de cantar en conjunto una de las mejores colaboraciones del urbano, sinceramente ¿qué más nos quedaba por ver? Efectivamente no mucho más, cerró el concierto de la misma forma que su último disco, con CDC.

No sé de qué estarán hechos los corazones del resto, pero el de los que estuvimos en la Riviera el 13 de abril definitivamente es de concreto. Después de años de carrera musical es incalculable el número de conciertos que habrá dado L’haine. A estas alturas su presentación en directo es impecable, interactúa lo justo con el público, lo que deja espacio a meter 20 temas en 1 hora y 10 de concierto. Conoce su voz a la perfección y arriesga como con el momento piano o el uso de un registro más agudo. Sabe cuáles de sus canciones tienen a sus oyentes locos y elige el setlist minuciosamente, te hace un recorrido por su carrera cantándote lo más representativo de su música.

Definitivamente si no hubiese ido me habría dado rabia haberme perdido un concierto así, y no es un decir, pocas veces se plantean puestas en escena tan completas ¡Es que hasta los visuales te enseñaban de qué disco era cada canción y las luces iban al ritmo de la música! Este es solo el segundo concierto de su gira… ¿Vas a esperar a que no queden entradas para arrepentirte de no haber ido?