¿Alguna vez te has preguntado quién eres realmente? ¿Por qué te atrae lo que te atrae? ¿Por qué piensas como piensas?. Maria Magdalena es la diseñadora que ha logrado materializar todas estas preguntas en una única colección. El desfile fue, sin duda, un debate identitario en movimiento, un diálogo entre el público y las prendas in situ, un mensaje que logró conectar de manera única con cada espectador.
Texto y fotografías: Luna Doval (@lunnadoval)

Ayer, 11 de febrero, tuve la oportunidad de asistir a la presentación de la colección primavera/verano 2025 de Turienzo, la primera colección completa de la diseñadora emergente. Al preguntarle: "¿Cuánto tiempo te ha llevado crearla?", me respondió: "Apenas 30 días". Tras ver el desfile, esa respuesta me pareció aún más admirable, no solo por los looks en sí (qué también), sino por la puesta en escena y la narrativa global de la colección.

Turiezno SS/25 (@suburbiadolls)
El evento se realizó en el Campus FP Emprende de Humanes y fue organizado por los alumnos y el profesorado del centro, algo que verdaderamente me sorprendió, ya que estaba mucho mejor organizado que otros eventos de moda multitudinarios de nuestro país, exprimiendo sus equipos de sonido y producción al máximo.
Para el desfile de María, los invitados, como si de una programación teatral se tratase, recibimos un fragmento que encapsulaba la inspiración de la colección nada más llegar, explicando así un concepto que va más allá de la moda: la identidad como una construcción en constante transformación. “No un destino, sino un proceso, una acumulación de gestos, recuerdos y elecciones moldeadas tanto por la mirada propia como por la ajena”. En un mundo donde lo digital nos expone y redefine a cada instante, la colección quiso explorar la tensión entre lo que creemos ser, lo que proyectamos y lo que nos devuelven los demás, cuestionando la fragilidad de la identidad en la era de la hiperconectividad.

Invitación Turienzo (Marcos Arribas @marcd.sign)
Bajo esta premisa, cada look se convirtió en una escena, un capítulo dentro de un relato visual que avanzaba entre la afirmación y la deconstrucción del yo. A medida que el desfile progresaba, la narrativa se fracturaba. Como si la identidad misma se desgastara, o más bien, se iba liberando. Dejando entrever la contradicción entre lo que creemos ser y lo que realmente nos define.
La colección no buscaba respuestas cerradas, sino abrir interrogantes: “¿Qué queda cuando dejamos de ser lo que dijimos que éramos? ¿Qué somos más allá de la imagen que hemos construido?”. El desarrollo de este “Acto 1” se organizó a través de los ocho looks asociados a ocho conceptos. “La identidad” (look 1) abrió el desfile con una imagen que lo decía todo: una flecha atravesando su cuerpo, como si todo aquello que ha formado el ser —heridas, creencias, recuerdos— se cristalizara en un impacto inevitable. Un inicio dramático y rotundo, casi teatral. Tras ella, “El orgullo” (look 2), (evocando a un estilo naútico propio de JPG) irrumpió con actitud desafiante, un cigarro entre los labios y una energía inquebrantable.
De izqda a dcha “La identidad” y “El orgullo” Turienzo SS25 show (Luna Doval)
Pero entonces llegó “La desnudez del alma”(look 3), etérea y frágil, despojándose de toda protección. No luchó contra el orgullo, simplemente lo ignoraba. Se mostraba tal cual era, sin artificios, sin etiquetas, sin miedo. La respuesta fue inmediata. “La introspección” (look 4) la siguió de cerca, observando cada rincón de lo expuesto. No era un acto de rechazo ni aceptación, sino de reconocimiento. Lo bello y lo incómodo, lo propio y lo impuesto, todo se miraba sin juicio. Generando aquí una dualidad entre la fluidez de la tela lencera rosácea y un top negro más geométrico.
De izqda a dcha “La desnudez del alma” y “La introspección” Turienzo SS25 show (Luna Doval)
Pero, como en la vida, mirar de frente lo que de verdad somos conlleva un choque. Y ahí estaba “La sombra” (look 5), rompiendo con todo, marcando un cambio de ritmo en el desfile. El verano de Vivaldi al ritmo del caos y de ruido mental. Fue un golpe de realidad, una presencia que recordaba que nuestra evolución nunca es lineal. Entonces, “La reorganización estructural” (look 6) empezó a recomponer el desastre. No lo eliminó, sino que lo reordenó. Este último consistía de un dos piezas que rompió con la delicada estética en cuanto a materiales y estampados del resto del desfile.
De izqda a dcha “La sombra” y “La reorganización estructural” Turienzo SS25 show (Luna Doval)
Y ahí, entre los restos de la tormenta, apareció “La eudaimonia” (look 7) La calma después del conflicto. La aceptación de que lo bueno y lo malo siempre van a convivir y, de que la herida y la belleza pueden existir en el mismo espacio.

“La eudaimonia” Turienzo SS25 show (Luna Doval)
“El florecimiento” (look 8) simbolizó el clímax y a su vez el cierre del desfile. En ese momento, fue cuando, como espectadora, me emocioné (algo que un desfile de moda en vivo llevaba mucho tiempo sin provocar en mí). Este concepto, como una flor delicada a través de un vestido mini estructural, nos hizo comprender el sentido colectivo de este viaje personal.

El florecimiento” Turienzo SS25 show (Luna Doval)
Pero este acto no podía cerrarse sin su clímax, y, en un gesto final, “La identidad” (look 1, presente en todo el desfile) recibió una flor por parte del propio florecimiento. La misma flor que el público tenía con su invitación desde el inicio del desfile. Queriendo Turienzo con este acto, invitarnos a liberarnos y a simplemente ser.
Un cierre tan emotivo como cargado de sensibilidad artística. El cierre de un desfile que ha marcado el inicio de una próspera carrera en esta industria para la diseñadora Maria Magdalena Turienzo y su marca homónima
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