El pasado 8 de noviembre la artista andaluza se estrenaba en una sala el Sótano a reventar gracias al ciclo de conciertos de Patronas. Este proyecto, patrocinado por el Ayuntamiento de Madrid, planea dar visibilidad a artistas emergentes femeninas, a través de la programación de 18 bolos repartidos en un mismo fin de semana. Y, en MAGMA hemos tenido la suerte de poder acudir al concierto de ANADIE.
Texto: Ángela Bellón (@angela_br99)
Si algunx de lxs que estáis leyendo esto tenéis a la malagueña situada en el mapa, sabréis de sobra que su proyecto se basa en esa dicotomía de su propia existencia, del espectro entre ser un ángel y “Anita la valiente” (su alter ego que también se corresponde con su nombre en redes sociales). Y eso no fue nada más y nada menos que lo que nos demostró en la sala situada a escasos metros de la Plaza de Cascorro (La Latina).
Y es que, ante un público que ya empezaba a impacientarse, apareció la propia Anadie pisando el escenario con firmeza. Entre las alas de ángel que se situaban en la mitad del escenario y unas armonías celestiales, nos llevó a cada uno de los asistentes al mismísimo cielo. Y es que no era para menos.
A lo largo del concierto, y acompañada en el escenario por Bass.seismic y Alejandro Parrado a manos de la mesa de mezclas, dimos un recorrido perfecto de su discografía de la mano de la artista, combinando sus canciones más antiguas con las más recientes incluso, dando cabida a algún que otro adelanto.
Fotografía: Félix Palacios (@its_felixphoto)
La autora de perdón x no contestar hizo gala de su carácter polifacético. No hubo palo que no tocase esa fría noche de noviembre. De su mano, recorrimos cada uno de los géneros que ha ido cosechando estos años: del pop (en temas como Dos besos o la nombrada anteriormente) al urbano pasando por temas que claramente evocan a un hip-hop más estadounidense o incluso al reggeaton como vivimos con un Veneno en la sangre que hizo temblar la sala.
Canción a canción, con una presencia escénica casi hipnótica, que hacía imposible despegar la mirada de ella y es que la andaluza fue capaz de crear una atmósfera mágica. Hay artistas con aura y Anadie es de ellos. Y es que es complicado dar con una cantante que luzca tan auténtica, tan cercana y a la vez, tan cómoda en el escenario. Pese a los nervios que afirmaba tener, era más que evidente lo preparado que tenía su show (y lo mucho que conoce la industria) y la garra que tiene en el escenario. Esto bien es cierto, que es algo que podríamos haber intuido, viendo su discografía compuesta por unas letras tan honestas y únicas, que hacen imposible no conectar con su proyecto.
Quizás, uno de los grandes momentos de la noche fue la emotiva interpretación de En la capital. Un tema que emocionó a más de unx. Y no resultaba complicado de entender, más aún si cabe, después de haber escuchado su historia. Y es que, no es difícil entender el porqué: este tema habla de la casi necesidad de mudarte a una ciudad más grande (muchas veces hostil y siempre desconocida) que, paradójicamente acaba por convertirse en hogar. Todo por dejar atrás tus raíces y los malos recuerdos que ellas atañen. Así, la sala entera iluminada con las linternas de los teléfonos móviles de los asistentes, parecía arrojar algo de luz ante esos oscuros momentos.
Además, entre toda su discografía, hubo hueco para una cover: MI NOVIO ES LO OPUESTO A UN CURA. Una alocada y desenfada actuación que contaba con su artista original, su compañera de profesión y amiga, Kadriana Massri.
Otro momento que, de seguro quedará para el recuerdo es la sentida interpretación de llorar un milagro, uno de sus temás más hyperpop, que conseguía hacer corear a la sala entera cada uno de sus versos.
Sin duda, la malagueña ha demostrado las tablas que tiene. Seguramente, esté más que curtida y sea una absoluta conocedora de todo lo que puede ser su baza encima de un escenario y es que no podemos obviar el hecho de que estamos hablando con una de las productoras de grandes artistas de la escena como Foyones, Elviruss o Moneo.
Y, como todos los conciertos. Este también llegó a su fin. Y su final no pudo ser otro que con el público desgañitándose con un “Anita la valiente, Anita la valiente” mientras la propia cantante se deshacía en agradecimientos fruto de la conexión con la sala.
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